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jueves, 13 de noviembre de 2014

Final de la Sortija

Creo recordar que cada sortija en la que he participado me han escogido como uno de los seis 'finalistas' y sin embargo, nunca llegué a una final. Esta vez lo logré y tuve que enfrentarme a Colorín Colorado, que no era otro que mi amigo el oso diablillo Arktos disfrazado de lindo pajarito, y que además es un perro que no ladra, dice él, que cuando ladra lo hace genial. Los jueces decidieron darme a mi el triunfo, pero yo no lo veo tan claro... La palabra inicial era otro animalito:




                                     El camino (Tortuga)
   Iba despacio y vivió muchos años porque absorbía, saboreándolas con fruición, la energía y la belleza de todo cuanto la rodeaba. Otros volaban a su lado alcanzando objetivos efímeros, peleándose con el tiempo, estrellándose contra los obstáculos.
   Pero ella solo alcanzó la meta cuando murió.

 
                                    Todos los santos (murió)
  Son buena gente, aunque me molesta un poco que se me lleven el ojo de cristal para contactar con sus parientes vivos.


                                      Congruencia (vivos)
   No soportaba ir de pesca: los gusanos se retorcían al pincharlos en el anzuelo y los peces seguían moviéndose una vez fuera del agua. Cuando ahogaba las arcadas, su padre le miraba con desprecio: decidió que a él también lo prefería muerto el día que se cayó del muelle.


                                   Muelle de San Blas (muelle)
   Acude todas las tardes. Negro cuervo para unos, cisne negro. Siempre sobre las seis, justo antes de que regresen las barcazas. Si está segura de que nadie la observa, retira brevemente su pañuelo, con un mohín coqueto, y me regala un guiño de su ojo amarillo.


                              Capitán Pescanova (amarillo)
   Supo que sería su medio limón cuando para su primera cita, aquel día de lluvia, escogió como indumentaria un horrendo impermeable de color mala suerte.



                                          De golpe (suerte)
  Ahora abría la nevera y no veía el fondo.
  Y lo mismo con el armario de la ropa, con el garaje, con el rinconcito para por si acaso, con la educación de los pequeños, con las escapaditas románticas, con sus anhelos satisfechos, con el cajón de los ansiolíticos.


Fue un verdadero placer, Miguel, cruzar anillos contigo.

6 comentarios:

  1. Para mí sí que fue un placer sucumbir ante tus anfibias letras Salamandra. Si alguien me tenía que dar Colorín Colorado, quién mejor, je je. Qué bien me lo pasé, cómo me hiciste sudar, qué rapidez de escritura, maldita sea. Para el último me tenías ya bloqueado, tanto, que tuve que encajar un trozo del despojo que había estado pertrechando esa misma tarde... y suerte, je je.

    Cuando quieras repetimos, a las próximas no, pero a las siguientes...

    Un besazo amiga.

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  2. Anda, anda, que no sudaste tanto, con lo ingeni-oso que eres tú ¿o sudando decidiste que no querías toga? menuda me la has liao...:P. Mejor quedamos en algún café concierto donde toquen los 422 esos y nos tomamos una birrita ¿que no? Otro besazo, querido.

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  3. ya os voy conociendo a todos. A la próxima intentaré afilar más las garras, ahora que ya sé cómo funciona el asunto. Enhorabuena, los micros merecían esa final, final.

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    1. Hola Elena. Gracias por tu visita a mi humilde rincón. Por alguna razón, sabía yo que tras ese halcón de mirar revirado andabas tú. Gracias también por tus palabras. Espero verte con otro plumaje en breve. Un saludo.

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  4. Pues yo todavía no me he enterado de la mecánica, pero en fin, estaré pendiente para la próxima. Parece divertido,

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    1. Hola Luis, es divertido. Pásate por la página de ociozero y echa un vistazo, son tres torneos diferentes y d elo que se trata es de escribir y escribir. Te esperamos ;)

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