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lunes, 9 de enero de 2017

Despojos



Papeleta espacial
Es que no tuviste bastante combustible para llegar más lejos ―me contestó impasible, sin dejar de preparar su equipaje, cuando, en mi desesperada diatriba, balbuceé la pregunta más estúpida que podía habérseme ocurrido para intentar que se quedara.
Era verdad. No había llegado hasta allí buscándola ni me había quedado a su lado por amor. Guardé silencio y, resignado, maldije los cálculos chapuceros de los ingenieros aeronáuticos, la incapacidad de los reactores de mi nave para funcionar con hielo meteorizado, la promesa de rescate que me hicieron en la última transmisión y la costumbre de aquellos seres nómadas de cambiar de planeta cada noventa lunas.

 Excusas
Es que no tuviste bastante oxígeno ―me explicó la sirena mientras me acompañaba a la superficie para que encontraran mi cuerpo y mi alma pudiera volar hacia el cielo.
¡Como si su canto no hubiera tenido nada que ver! Me había parecido muy poco amable por su parte hacerme tragar todo su repertorio antes de que yo pudiera empezar con el mío. Quizá con un dueto hubiéramos ahorrado tiempo, oxígeno y mi funeral. Incluso la improvisación a capella hubiera mejorado muchísimo pero, ya se sabe, el narcisismo de algunos divos roza lo patológico.


Relatos presentados a la semana 14 de la X Edición de Relatos en Cadena.  (http://escueladeescritores.com/concurso-cadena-ser/ )

lunes, 2 de enero de 2017

Carta a Jana



   El silencio suave de tus huellas, la calidez de tu presencia, el ancla a la realidad de tu mirada. Lo siento aún como si nada nos hubiera sucedido. Mis dedos, huérfanos de caricias, se retuercen ansiosos. Mi alma, despojada de amor incondicional, amenaza con filtrarse para siempre en la niebla. Ya nadie logra taladrar mi máscara ni percibirme detrás. No hay lengua que enjuague mis lágrimas, ni juegos que arranquen ese extraño ruido de mi garganta que decían que era risa. Sólo cuatro paredes, sábanas blancas, luces frías.
   Llegaste envuelta en la chaqueta del vecino que te rescató de aquel útero de plástico atado con cinta aislante. Tu condena y renacimiento fueron nuestra salvación. La abuela dejó de romper palabras, papá dulcificó sus gestos y a mamá la inundabas del cariño que yo no sé expresar. Pero fue a mí al que entregaste tu adoración. A mí, que no sé salir a ese mundo en el que viven los demás. A mí, al que todos miran con lástima.
   Era Nochevieja. Las bombas incomprensibles te asustaron. Corriste. Manchaste un coche blanco con tu sangre.
   Contigo desapareció el hilo que me comunicaba con el mundo.
   Y encima te culpan de mi crisis.




 Relato presentado al primer bimestre de 2017, dedicado a los perros y gatos, en el blog Esta Noche Te Cuento http://estanochetecuento.com/10-carta-a-jana/ 

Amanece Metrópolis

Cardioefluvios

A ninguno nos sorprendió que burbujeara, inundando de pompas tristes la estancia de la que ya no había querido moverse, cuando, en plena primavera, se disolvió: sabíamos que su amor por ella había sido efervescente.
Todos lo lamentamos mucho, pero fue un alivio no tener que seguir escuchando el eco de los suspiros de su alma por los rincones ni resbalando con el rastro de sus lágrimas en las baldosas.
“El amor es así, unas veces mata y otras diluye”, sentenció la abuela.  Así que decidimos olvidarle cuanto antes para poder proseguir nuestra vida en paz.
Lo peor era el aroma a frustración que había dejado prendido en las cortinas de la sala: desmoralizaba a cualquiera que invitáramos a tomar el té, y las visitas que antes alegraban nuestras tardes, fueron desapareciendo discretamente: aunque la tarde que vino Clara, tan ignorante de que él ya no existía como de que había existido alguna vez, se transformó en un perfume espeso de violetas antiguas que acabó por hacernos vomitar una empalagosa gelatina malva con forma de corazón.





http://amanecemetropolis.net/cardioefluvios/